Aquí va un artículo publicado en Panorama Acuícola Magazine, de septiembre-octubre de 2018. Aún cuando se trata de una muy aproximativa idea general de la autora (Artemia es nombre de chica, aunque tal vez este sea un seudónimo ingenioso) no aplicable a un país en particular, para Argentina bien vale pensarla.
Desde hace varios años se habían venido intentado diversas iniciativas, que ustedes pueden conocer a través de las distintas entradas de este blog. Incluyeron planes estratégicos, conformación de mesas sectoriales, colaboración interministerial, coordinación entre las distintas provincias y el estado nacional, entre otras cuestiones. Se intervino también desde las universidades y el CONICET, fundaciones y Clusters, organizaciones no gubernamentales y actores privados. Se puede pensar, y así lo hacen algunos colegas, que eso no sirvió de mucho, mirando simplemente los números de la producción nacional. Debió haberse hecho otra cosa, dicen los colegas, y tal vez tengan parte de razón. Lo que nunca estuvo allí fue el interés de inversores dispuestos a meterse en la actividad.
A día de hoy, lo construido de esta forma no deja ver resultados concretos positivos y traducibles en toneladas de pescado llegando al mercado (excepción hecha para el pacú). Lo avanzado se puede atribuir a la tozudez de funcionarios que no responden al perfil que dice la nota, a técnicos que se han echado al hombro la tarea de trabajar en condiciones poco favorables y a contrapelo de políticas públicas orientadas a otras cosas, a científicos que siempre creyeron en que lo que hacían aportaba al crecimiento acuícola y a productores e inversores que siguieron apostando a eso. Cada uno de estos actores tiene también sus cuestiones, no vaya a creer que todos somos buenísimos y hermanos de lucha, no...
En los últimos tres años lo construido de esta forma no ha hallado respaldo a nivel de estado nacional, que sería el responsable de poner a andar la ley de desarrollo acuícola. Nunca se terminó de reglamentar la ley, nunca se definió el presupuesto para su operativización, desapareció la Dirección de Acuicultura (luego el Ministerio de Agroindustria pasó a ser una secretaría, con lo cual lo primero es casi un detalle). En resumen, la acuicultura no está en el radar, en las ideas de desarrollo, en los deseos ni en las previsiones de ninguno de los políticos del gobierno nacional, pero tampoco lo está entre quienes pueden o quieren invertir por fuera de la especulación financiera. Y si el Mercado no pide...
Y se ve en el mapa del desarrollo nacional en dónde hay movidas, quiénes alientan, ayudan, encabezan... para mí, pocos: algo en el NEA, algo en Patagonia norte (al menos una de las provincias norpatagónicas lo hace, la otra no...), algo allá en el extremo sur ... Se hace difícil sostener este blog cuando no hay noticias, novedades, cosas para mostrar que merezcan ser compartidas.
En fin, aquí les comparto la nota de Artemia Salinas, ojalá sirva para que, cada uno en la realidad que le toca vivir, pueda preguntarse qué hacer...
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