En esta tarea de entender la situación actual de la acuicultura argentina y las causas por las cuales no hay avances consistentes en la actividad, buscamos constantemente razones, acciones, visiones u omisiones que plasman el momento y que podrían dar claves para intervenir de manera exitosa. Si no queremos que pase lo mismo, tal vez no haya que hacer las mismas cosas. En este sentido, traigo esta nota en la que un viejo colaborador del blog, el ingeniero Lucas Maglio, da su opinión acerca de lo que necesita la acuicultura argentina para despegar de su letargo o avance milimétrico.
Es otro elemento a considerar, pero sería muy interesante que esta postura de Lucas pueda ser enriquecida, discutida, ampliada o confrontada con las de otros navegantes. Queda expresado el desafío... la nota está tomada de Panorama Acuícola, pero de una nota de un diario rosarino.
Y dice:
Acuicultura: el país tiene un potencial desaprovechado en Argentina
El crecimiento exponencial de la acuicultura en los últimos 40 años no se condice con el nivel de actividad que presenta la Argentina, máxime teniendo en cuenta que, por sus 3.000 kilómetros de costas marinas entre otras ventajas estratégicas, es el país que mayor potencial presenta a nivel mundial para el cultivo de peces y moluscos en mar abierto, según un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). A nivel regional, también encabeza la lista de los más aptos para el cultivo oceánico (fuera de las costas), de acuerdo al servicio oceanográfico estadounidense National Oceanic and Atmospheric Administration (Nova).
Respecto a Chile, Perú y Brasil, las cifras locales son abismalmente inferiores. “Solamente con el afán de poner en contexto, en el año 95 Argentina producía unas pocas más de mil toneladas y Perú, unas 4 mil. Hoy este país produce 240 mil toneladas y nosotros unas 4 mil. Con respecto a Chile y Brasil, una diferencia escandalosa. No deberíamos estar en niveles tan bajos de producción teniendo más de 3 mil kilómetros de costa marina”, consideró el especialista en acuicultura y empresario Lucas Maglio.
Y para graficar más aún la desventaja, el profesional comentó que “una sola empresa mediana de Chile tiene un centro de cultivo de peces con jaulas especie de corral de 30 metros de lado que genera 5.500 toneladas y 30 millones de dólares en un año, es decir, el equivalente al total de la producción local”. Otro dato: entre el vecino país y Argentina se importan 600 millones de dólares en salmones “que tranquilamente podríamos producir nosotros”, advirtió el ingeniero acuícola.
Al inaugurar el segmento sobre nuevas industrias del Foro de Innovación celebrado días atrás en la Bolsa de Comercio rosarina, Maglio expuso su apostolado en pos de la promoción de la acuicultura en el país, tratando de incentivar a su vez a inversores que provengan del sector agrícola. Para fundamentarlo, se remitió a estadísticas y proyecciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre la alimentación humana.
Actualmente, la población mundial consume proteínas en un 40 por ciento de origen animal, un 55 por ciento vegetal terrestre y un 5 por ciento marino. “Se calcula que en 2050 vamos a ser 9 mil millones de habitantes y todo indica que el sistema actual de producción de alimentos no va a haber ninguna posibilidad de poder sostener semejante demanda. Por eso la foto de 2015 va a cambiar drásticamente: vamos a consumir un 5 por ciento de proteína animal, 55 por ciento de origen vegetal terrestre y va a aumentar la proteína de origen marino a un 40 por ciento”, señaló el especialista.
“Cuando uno ve estas cifras lo primero que lleva a pensar el sentido común es asociar esto a la pesca, que hay que meterle con todo a la extractiva. La mala noticia es que desde el año 96 a la fecha ésta viene decreciendo por varias razones. Casi el 90 por ciento de las cosas que se pescan en el mundo están sobreexplotadas o en plena explotación”, denunció.
Dado que “no hay ninguna posibilidad de poder cumplir con esa demanda (de proteína de pescado) pensando en la pesca, toda esta responsabilidad recae en la acuicultura, que tiene que multiplicarse entre 5 y 7 veces para poder responder a la misma.
“El crecimiento exponencial que está teniendo el sector no es tanto a futuro sino que se viene dando desde el pasado: según la FAO, en los últimos 40 años nada creció tanto. Estamos en una tasa del 9 por ciento anual. Habría que sumar las tasas de crecimiento de la cría de vacas, las de la cría aviar, multiplicarlas por dos y recién ahí llegamos a la tasa de crecimiento de la acuicultura. Y lo interesante de todo esto es que además en América latina es la región con mayores tasas de crecimiento si nos comparamos con el resto del mundo”.
En las últimas cuatro décadas, América latina “prácticamente duplica las tasas de crecimiento de la acuicultura que el resto del mundo, básicamente sustentada por la industria del salmón chileno. Brasil, Colombia, México, cualquier país que uno tome es un caso extraordinario. Qué pasa con la Argentina?”, indagó Maglio.
Inversión. Básicamente la respuesta a la pregunta anterior se basa en la falta de inversión. “Cada vez que viajo a Chile y veo todos sus avances en acuicultura, los relaciono y encuentro muchas similitudes con los del agro argentino y el nivel de tecnificación no es muy diferente: en la agricultura se habla de siembra, cosecha, de rendimiento, de estructuras de conversión, de enfermedades, tratamientos, genética e infinidad de conceptos que están relacionados con la acuicultura y no tanto entre ésta y pesca”, observó el ingeniero acuícola e insistió en que “la única esperanza que nos queda para que esta actividad realmente surja en este país es el agro: que alguien se seduzca con esta actividad y se meta”.
En su trayectoria en acuicultura, el especialista participó en el desarrollo de varios emprendimientos como uno muy importante en Ecuador, que por la resistencia de pescadores y operadores turísticos, debió instalarse a 16 kilómetros de la costa. La experiencia resultó más que exitosa: la empresa cuatriplicó su producción y se amplió.
El profesional también trabajó en Panamá con Open Blue, una empresa de capitales norteamericanos “que produce también peces en mar abierto con un nivel de sanidad y de productividad enorme. En esta experiencia y la anterior es realmente notorio cómo mejora la capacidad de crecimiento de los peces, el estado sanitario, no se usan químicos ni antibióticos como se le achaca, por ejemplo, a la industria del salmón. Lo interesante es que la experiencia anterior está financiada por Waltmart en parte, y la otra, por Google”, destacó.
En ese rumbo, y para reforzar su hipótesis de que el agro es el inversor ideal para el desarrollo de la acuicultura en Argentina, Maglio invoca el ejemplo de su mayor referente, el experto internacional en acuicultura oceánica Neil Sims, con quien también ha trabajado. “Cuando me contaba de sus experiencias, recordó que en los primeros seis años perdió plata a lo loco y fue todo un desastre. Entonces le pregunté cómo se financió y me contestó: la soja”.
Precisamente, en Norteamérica hay asociaciones de productores y exportadores del poroto que “ponen mucho dinero para esto” no sólo en Estados Unidos sino en otras partes del mundo. Esto responde a que la acuicultura y en particular la cría de peces es la más eficiente convirtiendo alimento: en salmones, un kilo de alimento equivale a un kilo de carne. Gran parte de ese alimento es soja, por eso promueven todo esto y lo reflejan en su slogan: ‘cultivando la tierra para sostener el mar'”, remarcó Maglio.
En conclusión, “tenemos el potencial más grande en el mundo de producción en el océano abierto; los casos y ejemplos concretos del cluster sojero en otras partes del mundo donde ponen mucho dinero para que esto surja y siga creciendo; las experiencias para anticiparnos en base a errores cometidos y aciertos, tecnología para mejorar esta actividad mejorar la actividad y un mercado tremendo. ¿Que tal si creamos la asociación argentina de productores de soja y afines convencidos del desarrollo de la acuicultura de una buena vez?”, remató.
Fuente: http://www.lacapital.com.ar/campo/acuicultura-el-pais-tiene-un-potencial-desaprovechado-n1487158.html