LA ACUICULTURA, SUS MODELOS Y EL POTENCIAL ACTUAL DEL PEJERREY COMO PEZ DE CULTIVO.
Por Laura Luchini
Dirección de Acuicultura-Nación.
e-mail: lluchi@minagri.gob.ar
Para propósitos estadísticos, los organismos acuáticos cosechados por un propietario en forma individual o por un cuerpo corporativo contribuyen, a través de su cultivo a la acuicultura (FAO, 1997); mientras que en el caso de aquellos que fueran sembrados en cuerpos de agua (en general por entidades gubernamentales o clubes de pesca), terminan siendo capturados, directa o indirectamente, beneficiándose de ellos, todos los habitantes. Si bien en la definición de la FAO, no se mencionan otros organismos pertenecientes a grupos como los anfibios y reptiles ligados parcialmente al agua por su ciclo de vida, ellos son incluidos anualmente en sus estadísticas desde hace ya varios años.
Si analizamos la definición de esta actividad, ofrecida por Beveridge en 1996, la misma expresa que “la acuicultura es el cultivo de organismos acuáticos alcanzado a través de la manipulación del ciclo de vida de un organismo y con el control de las variables ambientales que lo influencian”. En ello están involucrados tres principales factores: a) control de la reproducción, b) control del crecimiento y c) eliminación de los agentes de mortalidad.
El control de la reproducción es el escalón esencial, ya que de lo contrario los productores deben basarse en la extracción de los individuos desde las poblaciones naturales. El abastecimiento de larvas originadas en el medio ambiente natural, puede estar restringido a una estación del año o a un área en particular y ello podría llevar a su disminución a través de una sobreexplotación de las poblaciones silvestres. Por ello, conociéndose las tecnologías de reproducción artificial de las especies seleccionadas para cultivo, debe evitarse el desarrollo de este tipo de actividad que la FAO ha denominado últimamente “Acuicultura ABC” (Acuicultura Basada en Captura).
Sin embargo, también suele considerarse como acuicultura a la práctica de “siembra” en ambientes naturales o artificiales con peces considerados de alto valor para la pesca recreativa o comercial, donde no se ha podido alcanzar aún a conocer, en forma comercialmente apta, el manejo de su ciclo de vida completo bajo encierro. A tales efectos y
para evitar confusiones, la FAO (2004), acuñó el término de “prácticas de semi-acuicultura” para esta actividad basada en la siembra de individuos en estado larval o juvenil en cualquier cuerpo de agua apto. Asimismo, para una mejor definición de estas prácticas, también se denominan “pesquerías basadas en cultivo”, cuando las últimas se originan en siembras de organismos acuáticos. Estas prácticas constituyen la inversa de lo que aún se efectúa en la actualidad con algunas especies de alto valor comercial, cuyos ciclos de vida no han sido cerrados a escala comercial.
Así, la “acuicultura basada en la captura”, es una práctica de extracción de material de “semilla” (primeros estadios de vida o juveniles), a partir del medio ambiente natural y a su subsecuente cultivo en cautividad, hasta alcanzar la talla comercial; utilizando para ello, las técnicas disponibles de la acuicultura. Este tipo de cultivo, se ha expandido debido al existente mercado de algunas especies de alto valor, pero es totalmente inaceptable para especies de reducido valor.
La práctica de semi-acuicultura, basada en la siembra de semilla en el medio ambiente, como se viene haciendo con el “pejerrey”, desde hace más de un siglo en nuestro país (1904), permite su posterior captura con fines recreativos, deportivos o directamente comerciales, como es su pesca artesanal en ambientes habilitados para ello y su comercialización en el mercado interno; lo cual indica que la acuicultura constituye, evidentemente, una “herramienta” útil en estos casos y que lo importante, es determinar el mejor “manejo pesquero” a efectuar posteriormente.
La especie del Odonthesthes bonariensis (“pejerrey lagunero”, Figura 3) fue llevada a otros países (Bolivia en 1944, a Perú en 1955-56, años posteriores y actuales). En estos dos países se “naturalizó” en varios ríos y en el lago Titicaca, donde existen pesquerías artesanales. También es interesante observar que se la introdujo en otros países con un intento de realizar su acuicultura comercial, debido a su baja situación en la cadena alimentaria (micro-zooplanctófago), lo que a priori sugería una actividad acuícola de bajo nivel tecnológico y por ende, bajos costos. Así fue como se la estudió para ello en Francia, Italia, Israel y Japón donde fue introducida. De estos cuatro países, solamente Japón la produce en bajo tonelaje y ha conseguido asentarla en un lago (a nivel no-sustentable de sus poblaciones) no obteniendo a través del tiempo mejores crecimientos y resultados de los ya conocidos por todos los que trabajan con la especie. De hecho, Japón sigue importando con continuidad, huevos fertilizados con base genética de nuestro país.
Israel, país considerado “punta” en cuanto a tecnologías para desarrollo de especies de baja ubicación en la cadena alimentaria (carpa, por ejemplo), la importó en 1959, desistiendo de ella luego de trabajarla, como lo aclaran Hepher y Pruginin (1983, pg.58) dado que, aún cuando se la cultivaba espontánea y naturalmente en estanques, su tasa de crecimiento era “extremadamente baja” resultando no apta para un cultivo rentable. A medida que ha transcurrido el tiempo, se ha avanzado en conocimientos de su reproducción artificial, habiéndose mejorado esta, sensiblemente (Miranda & otros, 2005; Miranda & Somoza, 2009) y se ha desarrollado inclusive, la obtención de esperma criopreservado (Lichtenstein & otros, 2010) para futuras reproducciones controladas. Además, se cuenta actualmente con un amplio bagaje de conocimientos sobre varios aspectos de su fisiología a través de los trabajos de investigación realizados en el INTECH, de Chascomús.
Al considerar las “siembras” para pejerrey, es muy importante conocer si los espejos naturales o artificiales elegidos poseen suficiente alimento natural (microplancton, zooplancton y otros invertebrados mayores, según su fase de vida, Figura 4) y efectuarlas en cantidad adecuada según la presencia de peces predadores, objetivando de esta forma, la sustentabilidad en el tiempo de las poblaciones así promovidas.
Es decir, si la productividad de tales lagunas, lagos o embalses puede conocerse mínimamente como para la obtención de un logro importante que redunde posteriormente en el beneficio de una “pesquería basada en acuicultura” y no en el hecho de ser sembrados al azar. Los cuerpos de agua, especialmente aquellos de carácter lagunar (como los de la provincia de Buenos Aries, sur de Córdoba y sur de Santa Fe, especialmente), pueden rendir entre 40 y hasta 120 kg/ha/año de un producto excelente si se procede a un manejo adecuado en su extracción y tratamiento posterior. Para ello se deben conocer previamente los ambientes, manejando adecuadamente las poblaciones que serán objeto de las pesquerías (sean estas deportivas-recreativas o bien, comerciales artesanales).
A lo largo de la “historia del pejerrey”, existen publicaciones que han demostrado que en algunos ambientes donde fueran sembrados, los individuos resultaron muy parasitados (por trematodes), como es el caso de los estudios desarrollados por Fuster de Plaza y Boschi (embalses de La Viña, Cruz del Eje y San Roque en Córdoba, 1957) y Ringuelet (embalse Anzulón en La Rioja, 1943). En estos embalses los animales muestreados en los estudios se mostraron flacos, presentando agudas escoliosis o bien, ceguera. Tales parasitismos son producidos principalmente por transmisión a través de huéspedes intermediarios como caracoles y aves muy abundantes en los espejos de agua de las zonas. Como consecuencia del parasitismo, los individuos reducen su actividad metabólica, especialmente al tratarse de parásitos que atacan el cerebro, provocando la reducción en la búsqueda de alimento y en consecuencia, la ausencia de asimilación de sustancias nutritivas importantes para su crecimiento.
Kleerekoper ya había desarrollado en 1945 en Brasil, un excelente e intenso trabajo sobre el pejerrey y sus posibilidades de reproducción y siembra en lagunas u otros cuerpos de agua de ese país, llamando la atención en la previa necesidad de conocimiento de las características físicas y químicas del agua, así como especialmente en cuanto a la cantidad y calidad del alimento disponible para el posterior crecimiento de estos peces en cuerpos de agua seleccionados, señalando la importancia de la realización de estos estudios previos a las siembras para obtener éxito con los poblamientos o repoblamientos y sus futuras pesquerías.
Si los estudios previos indican un cuerpo de agua de calidad para la siembra, se deberá estimar entonces la futura producción inicial de este pez, de tal forma que el repoblamiento con alevinos deberá ser realizado en forma proporcional al objetivo deseado, evitando la sobrepoblación si se quiere alcanzar pesos importantes (500 a 1.000 g promedio, por ejemplo), dependiendo del ofrecimiento en alimento del espejo a sembrar y los predadores existentes.
En siembras extensivas, estos pesos podrían obtenerse a los dos o dos años y medio de sembrados los alevinos. Las capturas deberán efectuarse de tal forma que las mismas no lleven al despoblamiento del cuerpo de agua y entonces deberá pensarse en repoblamientos anuales o bi-anuales, teniendo en consideración que al año de vida, los peces sembrados inicialmente (descontando un porcentaje no conocido, 50% ?? de mortalidad ocurrida), se estarán reproduciendo naturalmente al año. El ritmo de la reproducción natural que se produzca, el crecimiento de los peces sembrados y el volumen de la captura asignada, serán factores a considerar para la intensidad de repoblamiento necesaria a efectuar.
Existen numerosos campos que sufrieron inundaciones hace algunos años y que persisten actualmente, pudiendo ser empleados los mismos por sus dueños, para cultivo extensivo en dichos ambientes, utilizando esta especie de agradable sabor cárneo, alto nivel proteico e interesante culinaria, aceptada por todos los argentinos y que fuera bautizada con su nombre común a partir del conocimiento de los exquisitos Aterínidos del mar Mediterráneo hace siglos, conocidos por su excelencia y por su presencia en “la mesa de todos los reyes”.
Bibliografía
Beveridge, M.C.M., 1996 (ed.). Cage aquaculture 2nd ed. Oxford, Inglaterra. Fishing News Books.
FAO, 1997. Aquaculture development. FAO Technical Guidelines for Responsible Fisheries N° 5, Roma, Italia.
FAO, 2004. Capture-based aquaculture. FAO, Roma, Italia: 308 pp. 7
Fuster de Plaza, M.L & E. Boschi, 1957. Desnutrición y deformaciones vertebrales en pejerreyes de los embalses de Córdoba. Depto. Investigaciones Pesqueras. Ministerio de Agricultura y Ganadería, 1-26.
Hepher, B. y Pruginin, Y., 1983. Cultivo de peces comerciales. Editorial Limusa. 316 pp. Kleerekoper, Hermann, 1945. O Peixe-Rei. Servicio de Información Agrícola. Ministerio de Agricultura, Río de Janeiro, Brasil., 98 pp.
Lichstenstein, G., 2010. Development of sperm cryopreservation techniques in pejerrey (Odontesthes bonariensis). Aquaculture 306 (1-4): 355-361.
Luchini, L. &. R. Quirós, T. Avendaño S., 1984. Cultivo de pejerrey (Basilicthys bonariensis) en estanques. Memorias del V Simposio Latinoamericano de Acuicultura, 5 (3): 581-587.
Ringuelet, R., 1943. Piscicultura del pejerrey o aterinicultura, Vol. 6. Ed. Suelo Argentino: 150 pp.
Miranda, L.A. & G. Somoza, 2009. Spawning induction of pejerrey Odontesthes bonariensis in captivity by use of sustained-release GnRHa implants. Aquaculture Research, 41: 129-134.
Miranda, L.A:, G. Berasain, C.A.M. Velasco, Y.Shirojo & G.Somoza, 2006. Natural spawning and intensive culture of pejerrey Odontesthes bonariensis juveniles. Biocell., 30 (1): 157-162.
Miranda, L.A., M.C.Cassará & G.Somoza, 2005. Increase of milt production by hormonal treatement in the pejerrey fish Odontesthes bonariensis. Aquaculture Research, 36: 1473 – 1479.
Somoza, G., L.A. Miranda, G. Berasain, D. Colautti, M. Remes Lenicov & C.A. Strussmann., 2008. Historical aspects, current status, and prospects of pejerrey aquaculture in South America. Aquaculture Research, 39: 784-793.
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