Como parte integrante de una entidad académica que produce conocimientos, los certifica y los aplica, resalto la importancia de ser serio en el trabajo y de hacerse cargo de lo que uno firma. Seguiremos la saga de este informe que se daría a conocer en breve, para corroborar que metodología aplicada, interpretación de resultados y formulación de conclusiones permitan aceptar o rechazar la aseveración.
Salmongate
El pez por la boca muere
Un comunicado de prensa de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE), que afirmaba que habían encontrado que el 66% del salmón que se vende en Buenos Aires está contaminado con antibióticos, disparó una andanada de noticias sobre los riesgos de consumir ese producto. Fuentes oficiales de Argentina y de Chile ponen en duda la seriedad del trabajo que la UADE dio a publicidad.
En setiembre de 2015, las declaraciones de un chef famoso sobre la insalubridad del salmón rosado tuvieron un notable eco en los medios de comunicación y desataron una fuerte polémica acerca de la salubridad de ese producto.
“El salmón es cinco veces más tóxico que una hamburguesa de cualquier cadena de comidas rápidas”, había declarado Christophe Krywonis, quien adquirió fama por su participación como jurado del programa televisivo Masterchef.
Hace pocas semanas, NEXciencia publicó un informe acerca de los mitos y verdades sobre los riesgos de la cría y el consumo del salmón, en el que se intenta aclarar las confusiones originadas por aquel revuelo mediático. Pero ahora no es un cocinero el que provoca el alboroto, es una universidad privada.
Aunque ambas historias tienen un factor común: se propaga información sobre un riesgo potencial para la salud pública sin consultar a la autoridad sanitaria competente.
La noticia
El pasado lunes 20 de marzo, la oficina de prensa de la UADE distribuyó un comunicado con el título: “Un estudio demuestra que el 66% de los salmones rosados que se consumen tienen residuos de antibióticos”. El despacho de prensa adjudicaba el trabajo al equipo encabezado por el ingeniero Pablo Rosito, del Centro de Investigación y Desarrollo de Alimentos Saludables del Instituto de Tecnología (INTEC) de la Fundación UADE, y señalaba que, después de analizar “103 filetes de salmón recolectados de 38 comercios de Capital Federal”, habían detectado “residuos de antibióticos superiores al límite permitido por el CODEX Alimentarius Internacional y pueden provocar consecuencias negativas en la salud de quienes los ingieran”.
El anuncio también indicaba que “el 66% de los casos presenta restos de flumequina y, principalmente, clorhidrato de oxitetraciclina, ambos compuestos de los antibióticos utilizados en los criaderos de salmón para contrarrestar las enfermedades que provocan la muerte de los peces”.
La difusión
Sin lugar a dudas, la noticia contaba con suficientes elementos de interés periodístico para interesar a los medios de comunicación. De hecho, alrededor de las 19.00 horas de ese mismo lunes, en el programa De regreso por el mundo, de Radio El Mundo, entrevistaron a Sebastián Oddone, decano de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Exactas de la UADE.
Pese a la supuesta gravedad del hallazgo, durante la entrevista Oddone relativizó el asunto con frases tales como “no es un tema que haya que hacerlo demasiado crítico”, “no lo demonicemos (al salmón)”, o “sigamos comiendo salmón”.
No obstante, al día siguiente se produjo la explosión noticiosa. En la mañana del martes, casi todos los medios gráficos nacionales dieron a conocer a través de sus portales de Internet el comunicado de la UADE de manera casi textual y, poco después, las radios y los canales de televisión peleaban por conseguir una entrevista con Oddone.
En sus encuentros con la prensa, Oddone resaltó reiteradamente la importancia de que la UADE efectúe estos trabajos “para que los alumnos de la carrera de Ingeniería en Alimentos aprendan sobre las buenas prácticas cuando se desempeñen como profesionales en la industria alimentaria”. Oddone también pudo mostrar los laboratorios de la universidad replicando -en vivo, ante las cámaras de un canal de televisión- el método utilizado para analizar los filetes de salmón. Esa misma mañana, NEXciencia se comunicó con una fuente oficial: El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA). “Nos estamos enterando por ustedes”, confesaron, y pidieron un tiempo para informarse antes de opinar sobre la denuncia. Al mismo tiempo, NEXciencia solicitó a la UADE el informe científico que daba sustento a las afirmaciones del comunicado de prensa.
¿Y el informe científico?
A lo largo de esa semana, y mientras la noticia se diluía paulatinamente en el océano informativo, NEXciencia requirió a la UADE un sinnúmero de veces el informe técnico. El martes 21, el ingeniero Pablo Rosito sugirió por correo electrónico que tramitáramos ese requerimiento con la oficina de prensa de la UADE.
El miércoles 22 fue posible obtener una entrevista con el decano Oddone. Consultado por el informe, indicó: “Lo estamos por hacer público en estos momentos”, y se comprometió a enviar ese mismo día una copia por correo electrónico. En la entrevista también se le preguntó qué deberían hacer los consumidores a partir de la información que había hecho circular la UADE: “La cuestión es que se sepa y después se pueda elegir”, respondió. “Yo como salmón”, sostuvo.
-¿Qué pescaderías estudiaron?
-Nosotros tenemos el dato de qué pescaderías son, pero no lo informamos.
-¿Se comunicaron con SENASA por este tema?
-No. SENASA sabrá lo que tiene que hacer. Vamos a tener, obviamente, a disposición el informe si lo solicitan.
Paralelamente, desde el SENASA, una autoridad del área de competencia nos explicaba que ellos también estaban tratando de conseguir el informe: “No vamos a opinar sobre un comunicado de prensa”. De todos modos, aclararon: “Todo el salmón que se consume en la Argentina proviene de criaderos de Chile. Durante el 2016, año en el que se llevó a cabo el estudio de la UADE, importamos 15.000 toneladas de ese producto. A priori, no nos parece que 103 filetes, es decir, unos pocos kilos, constituyan una muestra representativa. Por otro lado, es fundamental conocer cómo se diseñó el estudio y cómo se efectuó la toma de las muestras”.
Un funcionario consultado también explicó que el SENASA tiene un Plan Nacional de Control de Residuos e Higiene en Alimentos (CREHA): “Todos los productos alimenticios importados pasan por este control”, subrayó. Además, señaló que el SENASA cuenta con una red de laboratorios oficiales que utilizan métodos de análisis que respetan los estándares internacionales. “Recibimos auditorías de inspectores de la Unión Europea”, ejemplificó.
A su vez, preguntándose por qué la UADE no había trabajado en conjunto con el SENASA, otro funcionario reconoció: “No podemos descalificar a priori los resultados de un trabajo llevado a cabo por una universidad y debemos considerar esto como un alerta para hacer un estudio más profundo. Pero, para ello, necesitamos el informe técnico. Porque, entre otras cosas, eso nos permitiría determinar en qué granja se criaron esos salmones”.
Finalmente, el lunes 27, una semana después de darlo a difusión como comunicado de prensa, la UADE dio a conocer su informe.
Información o marketing
Hacía varios días que el alboroto periodístico había cruzado los Andes y se reflejaba en numerosos medios de Chile. Y de allí vinieron las primeras respuestas oficiales.
Según Radio Universidad de Chile, la Subdirectora de Acuicultura de Sernapesca (Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura de Chile), Alicia Gallardo, indicó que “nos llama la atención, primero, el tipo de salmón que está involucrado, porque es un salmón que no se produce en Chile, lo segundo es que hace referencia a un elevadísimo porcentaje de detección de antibióticos –por sobre el 66%. El primero de ellos es una quinolona, que es la flumequina, y ahí es muy relevante señalar que durante el 2016 el uso de este producto en la salmonicultura chilena es tan marginal que es estadísticamente despreciable (bajo el 0,3%)”.
Por su parte, la revista chilena Mundo Acuícola, especializada en acuicultura y pesca, agrega declaraciones de Gallardo: “En cuanto a la presencia de oxitetraciclina, el porcentaje de uso de este antibiótico es bastante menor, de alrededor del 11%, porque el principal antibiótico utilizado en Chile es el florfenicol. Entonces llaman la atención los elevados porcentajes supuestamente detectados respecto de dos antibióticos, uno que prácticamente no se usa y otro que se usa en muy bajas cantidades”.
La misma publicación reproduce declaraciones de la Subdirectora de Comercio Exterior de Chile, Mónica Rojas: “Como país exportamos más de 600 mil toneladas anuales, distribuidas en alrededor de 30 mil embarques de productos salmónidos. En el año 2016 no tuvimos ningún reporte de parte de las autoridades competentes en destino por detecciones de algún tipo de residuos de productos farmacéuticos en nuestros productos”.
Finalmente, varios medios chilenos consignan que “desde Sernapesca informaron que se tomó contacto con la Dirección Económica de Cancillería y con la embajada chilena en Buenos Aires para recabar más antecedentes sobre el estudio y saber si existe algún tipo de validación o antecedente técnico por parte del SENASA”.
Entretanto, desde el SENASA prefieren seguir hablando off the record: “El informe no aporta mucho más que el comunicado de prensa. Parece hecho a las apuradas”, comentan, y anuncian: “El presidente del SENASA instruyó a los técnicos del Plan CREHA y de nuestros laboratorios para que se junten con la gente de la UADE y obtengan precisiones suficientes para elaborar un informe oficial”.
NEXciencia pudo saber que la reunión se llevará a cabo hoy miércoles, alrededor de las 16.00 horas. “Después veremos si SENASA decide sacar un comunicado y ahí podremos hablar libremente”, confirman desde la institución sanitaria.
En definitiva, después del alboroto periodístico, no queda claro para la población cuál es la actitud que debe tomar con relación al consumo del salmón. Lo único que queda claro es que la UADE tuvo su día de publicidad gratuita en casi todos los medios del país.
Todavía está por determinarse si existe un riesgo real para la salud pública. Entretanto, el verdadero riesgo es que el público no esté apropiadamente informado.
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