miércoles, 7 de diciembre de 2016

Desarrollo de la acuicultura peruana: algunas ideas para pensar en Argentina

Nota firmada por Hugo Flores en el portal http://www.americaeconomia.com.
En estas épocas en las que en Argentina suena la idea de pensar en un desarrollo estratégico de la actividad, será bueno tomar en cuenta estos apuntes

Sepa cómo se ha desarrollado la industria de la acuicultura en el Perú
Según el Ministerio de la Producción (Produce), la producción acuícola del país pasó de 28.387 toneladas métricas (TM) en 2006 a 85.000 TM en 2015 (con picos de más de 100.000 TM en 2013 y 2014).
En el Perú, aunque de forma más modesta respecto a jugadores de índole global, la evolución que ha tenido la acuicultura también ha sido positiva en los últimos años.

El paso de José Ernesto Muñoz  en los años noventa por las aulas de la Universidad Austral de Chile, donde estudió Biología Marina, coincidió con un acontecimiento que hoy define, en parte, a la economía de ese país sudamericano: el despegue de la actividad salmonera. Muñoz, hoy gerente general de Peruvian Andean Trout, presenció el inicio de un negocio vital para Chile por su relevancia interna –al ser la segunda mayor exportación chilena después del cobre– y global, ya que el país sudamericano es el segundo mayor productor mundial de salmón, solo superado por Noruega.
En el Perú, aunque de forma más modesta respecto a jugadores de índole global, la evolución que ha tenido la acuicultura –actividad enfocada en la reproducción de especies hidrobiológicas como el salmón, la trucha, los camarones, entre otras– también ha sido positiva en los últimos años. Según el Ministerio de la Producción (Produce), la producción acuícola del país pasó de 28.387 toneladas métricas (TM) en 2006 a 85.000 TM en 2015 (con picos de más de 100.000 TM en 2013 y 2014). El aumento de la producción se debe no solo a una mayor demanda externa, sino también interna de recursos hidrobiológicos. “Otra razón de este salto fue el incremento de personas dedicadas a la actividad acuícola”, dice Óscar Domínguez, director de Acuicultura del Produce.
Así, hoy se estima que la industria acuícola local –desarrollada principalmente en regiones del norte como Piura y Tumbes, y del sur como Puno– registra ventas anuales por alrededor de US$ 500 millones, monto del cual cerca de US$ 300 millones son exportaciones y el resto corresponde a consumo interno. En este negocio, las cuatro principales especies que dominan la producción nacional son la trucha, la tilapia, las conchas de abanico y los langostinos.
Varias camisetas. Así, en lo que va de este siglo, varias empresas locales aparecieron en el mercado, dedicadas, principalmente, a la exportación. Una de ellas es Ecosac, que nació a fines de 2001, y que hoy se dedica a la exportación de langostino. “El Perú exporta aproximadamente 19.000 TM de langostino al año, de las cuales Ecosac exporta 3.500 TM. En 2015 nos consolidamos como el segundo mayor exportador peruano de este producto con 17% de la cuota de mercado. En los últimos ocho años, nuestra facturación registró un aumento de 453%, al pasar de US$4,4 millones en 2007 a US$24 millones el año pasado”, dice Mario Mustafá, presidente del directorio de la compañía.
Por otro lado, hay empresas peruanas que han apostado fuertemente por la trucha, un producto que está muy asociado al consumo interno, ya que forma parte de la gastronomía de varias regiones peruanas y ha experientado un salto exponencial en producción (creció 600% de 2006 a 2015). Ese es el caso de Peruvian Andean Trout. “Hemos aportado con una producción propia anual de 3.000 TM de truchas, destinadas íntegramente a la exportación, detalla José Ernesto Muñoz, quien además de gerenciar Peruvian Andean Trout es presidente del comité acuícola de la Sociedad Nacional de Pesquería. Actualmente la firma de Muñoz tiene planes de aumentar significativamente su producción en el periodo 2017-2018.
El potencial acuícola peruano también ha sido aprovechado por grandes conglomerados peruanos. En 2006 el Grupo Dyer, dueño de la agroindustrial Camposol, fundó Marinazul, empresa productora de langostinos. Esta firma, que hoy opera bajo el nombre de Camposol Seafood, pasó de tener 242 hectáreas destinadas a la acuicultura en 2006 a 1.304 hectáreas en 2015. Asimismo, su producción pasó de 1.109 TM en 2007 a 5.640 TM al cierre del año pasado. “El volumen cosechado en 2016 estará alrededor de las 8.500 TM”,  proyecta Jorge Ramírez Rubio, gerente general de Camposol Seafood.
Cosechando un sector. Los empresarios acuícolas coinciden en que el Perú tiene un gran potencial para dinamizar aún más esta industria. “La acuicultura es uno de los sectores de producción de alimentos que está experimentando un crecimiento más rápido en los últimos años a nivel mundial. Debido a la sobrepesca que se lleva a cabo en los océanos y al deterioro de los mismos, el aporte de la acuicultura al consumo per cápita de productos del mar es cada vez mayor. El consumo de productos derivados de la acuicultura se ha incrementado, mientras que el consumo de productos procedentes de las pesquerías se ha mantenido prácticamente constante”, dice Mario Mustafá.
Las oportunidades de crecimiento para este negocio en el Perú también se sostienen en las buenas condiciones naturales, ya que el país cuenta con lagos, ríos y mar para criar diferentes especies.
Óscar Domínguez agrega que hay espacio para desarrollar esta industria en la Amazonía, ya que esta zona cuenta con una gran variedad de especies nativas emergentes. “A través de trabajos realizados por instituciones locales, se está consolidando al paiche como una especie que puede ser vendida tanto en mercados nacionales como internacionales”, dice.
 
Los especialistas coinciden en que es muy importante también que se destinen esfuerzos y recursos –tanto del sector privado como del público– a la investigación. En ese sentido, Christian Berger, director de la Escuela de Ingeniería Acuícola de la Universidad Científica del Sur, sostiene que se requiere facilitar el acceso de productores, universidades y organismos especializados a los fondos de desarrollo e innovación para la industria. Berger además recomienda que se debe seguir avanzando en el cumplimiento de buenas prácticas acuícolas para obtener productos en forma sostenible y de calidad.

Los voceros de la industria, por su parte, consideran que debe darse un ajuste tributario para dinamizar el sector. Según Muñoz, por ejemplo, los acuicultores no pueden recuperar el impuesto general a las ventas (IGV) en las ventas nacionales, por lo que sus productos son 18% más caros que los productos de la pesca extractiva. “Cuando exportamos los productos acuícolas, sí podemos recuperar el IGV, lo que consideramos discriminatorio para la población peruana. El incentivo claramente es a no vender en el mercado nacional, lo que me parece un grave error estratégico”, señala Muñoz. De hecho, lo dicho por el ejecutivo cobra mucha fuerza si se toma en cuenta que 50% de la producción nacional de 2015 estuvo dirigida para el mercado interno. El representante del gremio acuícola también propone, entre otras medidas, liberar de impuesto a la renta a la reinversión en el sector.
De América Latina para el mundo. Aunque la industria peruana ha crecido en estos últimos años, es aún incipiente comparada con las de otros países de la región. Chile, solo a nivel de salmón –el cual representa casi el 90% de toda la industria acuícola de ese país–, tuvo el año pasado una cosecha de 800.000 TM (99% de esta se fue a la exportación) y realizó envíos de este producto al extranjero valorizados en US$ 3.500 millones. “El crecimiento de Chile fue rápido. Sin embargo, algo que pueden aprender países como el Perú a partir de la experiencia chilena, es que la industria debe preocuparse por lo que pasará luego de que copen las áreas disponibles para hacer acuicultura. Hay que preocuparse por promover la industria, pero siempre pensando en los próximos diez o veinte años para hacer los ajustes necesarios a esta”, dice Felipe Sandoval, presidente de SalmonChile, gremio que agrupa a los principales productores de salmón del país.
Ecuador, por otro lado, es un líder regional en exportación de camarones (actividad que representa cerca del 98% de la producción acuícola de ese país). Según la Cámara Nacional de Acuicultura de Ecuador (CNA), el sector camaronero ha crecido un 300% en los últimos 10 años. Así, mientras las exportaciones en 2006 se situaban en US$ 600 millones, en 2015 estas cerraron en US$ 2.300 millones. “Para el Ecuador, la acuicultura de camarón representa el 2,2% de PIB y casi el 13% del PIB agrícola. Es el segundo producto de exportación no petrolero luego del banano”, resalta José Antonio Camposano, presidente ejecutivo de la CNA. Según Camposano, una lección que vale la pena revisar desde la experiencia ecuatoriana es la perseverancia ante situaciones complicadas. “Ecuador ha podido recuperarse de la enfermedad de la mancha blanca del camarón –que también afectó a productores peruanos–  y cuidar la calidad de su producto”, afirma.
En un mundo de recursos marinos cada vez más reducidos, la acuicultura, según los voceros de la industria, es la apuesta ideal. “La producción acuícola global ya superó a la producción de pesca (extracción) y en los países más desarrollados la proporción entre la producción de pesca y acuicultura es cercana a 1 a 1 (producen la misma cantidad de toneladas), mientras que en Perú la proporción del total de las toneladas desembarcadas es 1% acuicultura contra 99% de extracción”, dice Muñoz.
El nuevo ministro de la Producción, Bruno Giuffra, ha mostrado interés en darle un impulso a este sector. Sin duda, abrir nuevos mercados en el extranjero –Asia y Rusia serían buenos destinos– y aprovechar el consumo interno será vital para el crecimiento de esta aún pequeña industria.

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