Nota aparecida en el diario regional Río Negro, que habla de la carpa del río homónimo y se suma a las entradas que ya hicimos con el punto de vista del pescador deportivo. Problema muy complejo este de las invasiones de organismos exóticos en ecosistemas de por sí bastante vapuleados por prácticas humanas. El problema lleva a pensar soluciones posibles, mejores prácticas, más educación ambiental (y ética, porqué no, cuando alguna gente considera que una ley es opcional), valoraciones de nuestros ecosistemas, entre otros temas.
La carpa ya está en el río, no llegó sola (así como no llegaron solos las vacas, caballos, perros, gatos, álamos, sauces, trigo y soja...) y no se va a ir sola. Hay que estudiar muy a conciencia los efectos de las acciones humanas y sus resultados. Hay ya trabajos en curso que permitirán tener una idea del grado impacto de la presencia de la carpa sobre otros integrantes de la biota, así como de otras prácticas humanas, el calentamiento global, etc.
Se puede plantear una explotación racional y sustentable del recurso en lugar de proponer extinciones masivas (que además no serían selectivas, créanme...) por vaya a saber qué medios?
Esta nota permite pensar sobre eso y deja interrogantes a resolver por todos los actores involucrados: cómo llegó la especie? porqué se distribuyó tan expansivamente? cuales son sus efectos concretos sobre el ecosistema? se puede controlar y cómo? soporta una explotación que permite aprovechar esa proteína en tanto se reducen los números? Cómo evitamos que haya nuevas introducciones sin control, sin seguimiento y sobre todo sin conocer efectos directos e indirectos?
Uno de los entrevistados realiza una explotación muy artesanal y propone aprovechamiento integral del animal pescado. Valdría la pena estudiar esa ecuación económica un poco, habiendo necesidad de trabajo y alimento, a la vez que de control de los números poblacionales de la carpa.
Les dejo la inquietud...
La carpa ya está en el río, no llegó sola (así como no llegaron solos las vacas, caballos, perros, gatos, álamos, sauces, trigo y soja...) y no se va a ir sola. Hay que estudiar muy a conciencia los efectos de las acciones humanas y sus resultados. Hay ya trabajos en curso que permitirán tener una idea del grado impacto de la presencia de la carpa sobre otros integrantes de la biota, así como de otras prácticas humanas, el calentamiento global, etc.
Se puede plantear una explotación racional y sustentable del recurso en lugar de proponer extinciones masivas (que además no serían selectivas, créanme...) por vaya a saber qué medios?
Esta nota permite pensar sobre eso y deja interrogantes a resolver por todos los actores involucrados: cómo llegó la especie? porqué se distribuyó tan expansivamente? cuales son sus efectos concretos sobre el ecosistema? se puede controlar y cómo? soporta una explotación que permite aprovechar esa proteína en tanto se reducen los números? Cómo evitamos que haya nuevas introducciones sin control, sin seguimiento y sobre todo sin conocer efectos directos e indirectos?
Uno de los entrevistados realiza una explotación muy artesanal y propone aprovechamiento integral del animal pescado. Valdría la pena estudiar esa ecuación económica un poco, habiendo necesidad de trabajo y alimento, a la vez que de control de los números poblacionales de la carpa.
Les dejo la inquietud...
La carpa lucha contra su mala fama y sus defensores revelan los beneficios
La principal característica de la carpa es su modalidad invasora en los ecosistemas, su capacidad de reproducción y la adaptación a los distintos ríos.
12 DIC 2016 - 00:00
Desde su aparición en la cuenca del río Negro, las carpas, o como se las denomina científicamente Cyprinus carpio, generaron gran sorpresa en propios y extraños de la pesca, la ciencia y la gastronomía. Con el tiempo, se convirtieron en una especie más dentro del ecosistema y dejaron la “mala prensa” de lado.
De origen asiático, se cree que llegaron al río Negro a través de los canales de riego desde el Valle Medio, y por su capacidad reproductiva lograron expandirse hasta el río Limay inferior.
Una de sus características es moverse en cardúmenes y lograr una rápida adaptación en los lugares donde habita, como en nuestra zona a los ríos correntosos, y a diferentes temperaturas.
En los últimos años lograron una gran aceptación entre los pescadores y cocineros, que despertaron el interés comercial en la región y realizan distintas comidas con la carne del pescado. “Todo lo que podemos hacer con otros pescados, lo hemos realizado con carpa” dijo Leandro Pistagnesi, cocinero de Allen.
Romper el mito
“Tenemos una gran aceptación. Aprovechamos cada espacio para romper con el mito de su gusto barroso” dijo Leandro, y caracterizó al color de la carne como “rosada”. En su emprendimiento desarrollan un sistema para quitar las espinas de una forma “más práctica y efectiva”
“Llegan hasta Arroyito por suerte, porque es una gran barrera mecánica” admitió Guillermo Blasetti, ecólogo y trabajador de la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas (AIC), quien en conjunto con la dirección de Piscicultura de la provincia de Neuquén, realizaron un estudio sobre la situación de las carpas en el río Limay inferior y su convivencia con el resto de las especies.
En el estudio determinaron que sigue predominando el pejerrey, y a pesar su gran capacidad de reproducción, por sobre los demás peces, “la carpa (en numero) está por debajo del resto de los peces”.
“La carpa es un integrante más del ecosistema” afirmó Blasetti y agregó que “para no tener problemas en el ecosistema, tenemos que regular y controlar las especies presentes en el río Limay inferior”.
Aunque no se la considere una amenaza, Blasetti deslizó que “tenemos una especie en expansión que va a generar una competencia sobre individuos que tengan las mismas necesidades que ella, que como todo animal inserto en un ecosistema, puede generar problemas”.
Alarma de ecologistas
Desde que se empezaron a encontrar ejemplares en la zona, se encendieron las alarmas de grupos ecologistas que temían por complicaciones que podría traer un pez como la carpa para la vida de los ríos. Lejos de esta situación, el ecólogo explicó que “siempre existe un equilibrio, que aun no está, pero existirá cuando alguna especie frene la capacidad de reproducción”.
“Hasta que no venza la capacidad de reproductiva y dispersión que tiene el pejerrey y la perca, nunca va a ser dominante” prosiguió en su explicación Blasetti, y aseguró que “las arco iris ó marrón, no se comen los huevos de las carpas. Si puede ser que se coman los alevinos”.
Una especie invasora, que tiene antecesoras
El estudio de la AIC, determinó que la carpa no es la única especie que ha sido insertada en la región, ya que mojarras y almejas fueron introducidas artificialmente en el río Limay inferior.
Una carpa de cuatro kilos desprende por año cuatro cientos mil ovas de una sola vez.
Por kilo puede arrojar 100.000 huevos al año
Guillermo Blasetti:
“La carpa tiene ventajas por sobre la trucha marrón por ejemplo, ya que no necesita un ambiente de desove tan sofisticado. Puede esparcir sus huevos en raíces, ¿y que tenemos en las costas? muchas raíces. Esto facilita su tarea”.
“El pejerrey necesita una gran cantidad de oxigeno en agua. La carpa no, es la que menos necesita. Estas facilidades que brinda el ecosistema en la región, potencian la reproducción de la carpa, que puede arrojar hasta cien mil huevos por kilo al año, mientras que una trucha ronda los tres mil en el mismo período”.
“La carne es muy aprovechable...”
Leandro Pistagnesi:
“Un día estaba pescando pejerrey y saqué una carpa, no entendía nada. Pregunté, me dijeron qué era y empecé a averiguar. Descubrimos que es uno de los peces más consumidos del mundo”.
“Decidimos cocinar en vivo en las ferias, para romper el mito de su sabor ‘barroso’, una vez que la prueban, la gente se rectifica. Se puede hacer todo lo que se hace con otros pescados. Su carne es muy aprovechable. Se debería enseñar a la gente, porque está en el río y se puede comer con facilidad si se sabe cocinar. Podría ayudar a las familias”.
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