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sábado, 17 de diciembre de 2016

Aparición de esturiones ruso-ururguayos en el Paraná: un problema nacido por el valor de los huevos, bó....

Nota de INFOBAE de diciembre de 2016. A propósito de otras entradas en las que hablamos de cultivo de especies exóticas y sus riesgos asociados, en este caso en jurisdicción de un país limítrofe, en donde hay escapes de peces. Un elemento importante es este del riesgo ambiental a la hora de definir normativas y políticas por parte de los gobiernos y autoridades de aplicación, que lleva a veces a pensar en el cultivo de especies nativas o ya introducidas. Y el artículo lleva también a reflexionar sobre la ignorancia de los peces, que no respetan fronteras ni jurisdicciones...

Pero claro, a US$ 16000 el kilo de caviar, cada esturión hembra que se escapa es un problema que le hará lavar el mate al oriental más pintado...


Preocupa la aparición de esturiones rusos en el Paraná
Matías Pandolfi
17 de diciembre de 2016

 
















Esturión siberiano pescado en San Nicolás (Crédito: Jorge Liotta)


La invasión de especies exóticas es muy peligrosa para los ecosistemas ya que generan riesgos ambientales severos. El factor caviar y el riesgo de plaga.
El caviar es uno de los platos más codiciados del mundo. Se produce a partir de los huevos sin fecundar del esturión. Las huevas de caviar suelen pagarse a precios que van desde los 1.500 a los 3.000 dólares el kilogramo, dependiendo de la especie de la cual provengan (hay unas 25 especies). Los esturiones son uno de los peces más antiguos que se conocen. Su origen se remonta al período Jurásico, hace 250 millones de años, en la época en que los dinosaurios reinaban el planeta. Se los encuentra en los grandes sistemas fluviales del hemisferio norte (América del Norte, Europa y Asia), así como en el mar Negro y en el mar Caspio.
Se considera que el mejor caviar proviene de los esturiones que se pescan en el mar Caspio en Azerbaiyán, Irán y Rusia. La sobrepesca y la contaminación de los cuerpos de agua han llevado a una drástica reducción de las poblaciones naturales y esto ha estimulado el avance en la piscicultura de esta especie en el hemisferio norte.
En 1996, la empresa Esturiones del Río Negro S. A. (actualmente denominada Black River Caviar) se estableció en el Uruguay y fue pionera en la producción de caviar en Sudamérica. El criadero se instaló en la zona de la represa de Baygorria, en el río Negro. En esa primera instancia se cultivaron dos especies: el esturión siberiano y el esturión sterlet, que son las especies que mejor se adaptan a un amplio rango de condiciones ambientales. En el año 2005, esta empresa comenzó el cultivo de esturión ruso de donde se obtiene uno de los caviares más caros, el ossetraFinalmente, en 2010 se comenzó con el cultivo del esturión beluga, que es el pez de agua dulce más grande del mundo (hasta 8 metros de largo y más de 3 toneladas de peso) y del que se obtiene el caviar más caro de todos: en algunas subastas puede llegar a venderse hasta 16 mil dólares el kilo.
Considerando que si se ingresa en los exigentes mercados internacionales del caviar, el valor agregado de estos productos es altísimo y las ganancias que puede producir son enormes, es interesante preguntarnos si la Argentina ha intentado criar esturiones. Respecto a este tema, el doctor Pablo Scarabotti, especialista en ecología de peces del Instituto Nacional de Limnología (Conicet), manifestó: "Al mismo tiempo que en Uruguay importaban el esturión beluga, la firma Esturiones y Caviar S. A. se instalaba en una antigua estación de piscicultura en la localidad riojana de Anillaco, e iniciaba el cultivo de esturiones beluga, siberiano y ruso". El investigador señaló además: "Esta estación había sido construida por orden del entonces gobernador de La Rioja, Carlos Menem, para el cultivo de truchas con el destino de promover la pesca deportiva en los ríos de esa provincia. También hubo iniciativas de cultivo en la provincia de San Luis".
En el mes de octubre de este año, un pescador artesanal pescó un ejemplar de esturión en la laguna Coronda (Santa Fe) y provocó cierto revuelo, aunque no es la primera ni será la última vez que estos peces aparezcan por nuestras aguas continentales. Al respecto de estas apariciones de esturiones en la cuenca del Paraná, el licenciado Jorge Liotta, director del Museo de Ciencias Naturales P. Scasso de San Nicolás, afirmó: "El primer registro documentado es de un ejemplar capturado en el Río de la Plata en 1999; sin embargo, ya había comunicaciones previas de pescadores y turistas que los habían pescado principalmente en el bajo río Uruguay. En los años siguientes, continuaron apareciendo ejemplares, aunque con baja frecuencia, llegando al río Paraná, al menos hasta la ciudad de Paraná (a más de 750 kilómetros por agua de los establecimientos de acuicultura en Uruguay)". El investigador añadió: "La especie más frecuente es el esturión siberiano. En total, los registros reunidos suman más de veinte. En general, se trató de ejemplares de buen tamaño, de entre 40 cm y 1 m de longitud total, con pesos mayores a 1 kg y hasta 4 o 5 kg".
En nuestros lagos y ríos existen dos especies de peces invasores que merecen particular atención. Por un lado, la trucha arcoíris, que ha sido introducida con fines turísticos en buena parte de los ríos de montaña de la Patagonia, Cuyo y noroeste, con grandes impactos sobre las especies nativas de peces, anfibios e invertebrados que no se encontraban adaptadas a la presencia de depredadores de ese tipo, con la consecuente disminución de la diversidad de estos ambientes. Por otro lado, la carpa europea ha desarrollado poblaciones estables en todos los grandes ríos del centro del país y muestra una rápida expansión hacia el norte, el oeste y el sur. Esta especie, considerada como una de las peores especies de peces invasores del planeta por su capacidad reproductiva, su tolerancia a un amplio rango de condiciones ambientales y su dieta variada, puede generar grandes impactos en las especies locales en la medida en que se siga incrementando su importancia numérica en los ambientes naturales.
¿Sería posible que los esturiones que hoy en día nadan por el Paraná y sus cuerpos de agua asociados se convirtieran en otra especie plaga? Scarabotti afirma: "Hasta el momento, no debe considerárselo una especie plaga, ya que no hay evidencia de que las poblaciones silvestres de la cuenca del Plata sean estables. Los registros son muy aislados y parecen no sostenerse en el tiempo; sin embargo, continúan apareciendo a lo largo de los años, lo que sugiere escapes reiterados. Respecto de las características de esta especie como potencial invasora manifestó: "Si bien los esturiones tienen la particularidad de tener una altísima fecundidad que puede superar el millón de huevos, requieren de 4 a 10 años para alcanzar la madurez sexual, hecho que disminuye su capacidad como especie invasora. Aun así, deben exigirse mayores recaudos de los propietarios de los establecimientos para evitar que nuevamente ocurran fugas". Respecto del mismo tema Liotta advirtió: "Se desconoce si los esturiones pueden hacer uso de los recursos de una manera diferente a las especies nativas y desarrollar de este modo poblaciones estables. Por otra parte, un factor de importancia para el éxito en una introducción es la cantidad de ejemplares que ingresan a un nuevo ambiente; en este caso, se viene produciendo un goteo de ejemplares en los últimos 15 años". El investigador alertó: "El ingreso constante de individuos al ambiente a lo largo del tiempo aumenta la probabilidad de que sea exitosa la introducción".
La invasión de especies exóticas es muy peligrosa para los ecosistemas, porque se generan riesgos ambientales severos y este proceso puede cambiar el paisaje, la cultura y hasta la historia de una región. Esto no implica, en el caso de las especies acuáticas, perder cultivos o cría de especies económicamente redituables, pero es indispensable diseñar y llevar adelante controles y seguimientos para evitar los escapes. Para ello, las ciencias biológicas y la producción comercial deben establecer nuevas y mejores relaciones, y el Estado debe fijar y hacer cumplir los controles necesarios.
El autor es doctor en Ciencias Biológicas. Investigador independiente, Conicet. Profesor adjunto de la UBA.

sábado, 28 de septiembre de 2013

Un manual para la gestión pesquera artesanal en la cuenca del Paraná

Tenemos aquí, navegantes, un material de difusión, como lo define su autor. Se trata del "Manual para la gestión ambiental de la pesca artesanal y las buenas prácticas pesqueras en la cuenca del río Paraná, Argentina", del Dr. Claudio Baigún.

Tomo del prólogo del libro, algunas ideas que lo contextualizan, explican porqué es necesario contar con este tipo de material.
Y dice Ricardo Delfino, el prologuista: "Cuando se me ofreció realizar el prólogo de esta publicación, acepté sin vacilar. Conozco al autor, colega y por sobre todo amigo, desde más de tres décadas y he compartido con él más de 15 años de trabajos e investigaciones de campo y de gabinete. Más allá de su larga y probada experiencia en los más diversos ambientes continentales del país, el tema constante y recurrente de nuestras conversaciones, y tal vez en exceso, siempre ha sido el relativo a pesquerías / pesca / ecología de peces. En esta prolongada y fructífera 
relación he sido testigo de cómo ha ido evolucionando su pensamiento, el cual pasó de concentrarse en cuestiones netamente biológico-académicas al inicio, a una mirada más integral y ecosistémica de los desafíos que involucra el manejo sustentable de las pesquerías continentales. Esta visión permite entender que en el manejo de estas pesquerías no basta con la sola presencia de los biólogos, y que otros múltiples actores y saberes deben intervenir, para alcanzar las metas de la correcta gestión que el desafío supone. Asimismo, se advierte como es cada vez más evidente que para alcanzar la gobernanza de las pesquerías fluviales, los procesos participativos de los diversos actores involucrados resultan sin duda fundamentales.
En mis diálogos con el autor, nuestra discusión muchas veces apuntaba a señalar la brecha que existe para que los ejes de la participación (gobierno, sociedad civil y ciencia) en la gestión de pesquerías puedan comunicarse y comprenderse de forma satisfactoria; y si bien desde la “ciencia” a veces resultaba claro lo que debería hacerse, era difícil la transferencia de esos conocimientos e ideas. De su boca escuché alguna vez la frase que una “buena nota en un diario o artículo de divulgación con amplia difusión a menudo vale más que 50 publicaciones científicas en inglés si uno desea, a partir de la ciencia, modificar o influir sobre el mundo real, ese que nos presenta los problemas a cada momento y que la sociedad espera que resolvamos”. Por ello creo que esta publicación –que no guarda semejanza con ninguna otra que yo conozca en lengua española–, salda, de algún modo, esta legítima inquietud (o asignatura pendiente) y representa un encomiable intento del autor por poner a disposición de un público amplio (sociedad civil, funcionarios, etc.) los conceptos más generales que hacen al manejo de la pesca fluvial y dirigida a disminuir la brecha señalada anteriormente. Este manual es por cierto un documento valioso, que nos transporta didácticamente hacia la problemática y complejidad del manejo de las pesquerías de los grandes ríos con planicie de inundación, llenando un vacío evidente que existe para la aplicación de las buenas prácticas pesqueras en ellos. Por sobre todo, intenta transmitir y reafirmar la necesidad de tener una mirada holística y ecosistémica sobre el manejo de los recursos pesqueros de estos ríos, marcando así el rumbo que debe tomar el manejo de los mismos. El énfasis puesto en los aspectos ecológicos como base para el funcionamiento de las pesquerías, su relación con las buenas prácticas pesqueras y lo que ellas deben abarcar, y la visión sobre de la pesca artesanal como medio de vida que  debe preservarse, más que como un recurso de valor meramente comercial, le otorgan a este pequeño libro una dimensión gigante. Las temáticas desarrolladas a través de múltiples preguntas / respuestas y vi presentadas en forma concisa pero taxativa, son de interés general y promoverán sin duda y en buena hora, la discusión y una provocativa invitación a reflexionar sobre el enfoque que deben tener las pesquerías en los grandes ríos como el Paraná. Ello contribuirá a que a partir de la difusión de los contenidos de esta obra, se rescate y refuerce la importancia de conservar los sistemas fluviales en buen estado y se fomente una mayor equidad y transparencia en los procesos participativos y de gobernanza, como modo de lograr una gestión responsable y un manejo sustentable de dichas pesquerías. 

Y luego dice el propio autor, en el prefacio:

El propósito de este manual es sentar las bases y aspectos generales más importantes  para una adecuada gestión ambiental de la pesca y la promoción de buenas prácticas pesqueras dirigidas a favorecer el desarrollo de las pesquerías artesanales en la cuenca del río Paraná, pero también de otros grandes ríos con llanuras de inundación. La práctica de la pesca artesanal en dicha cuenca, y particularmente en su sector del Delta, se ha visto afectada en los últimos años por acentuados cambios en el régimen de uso de la tierra y el aprovechamiento del agua, desarrollo de obras portuarias y de dragado, levantamiento de terraplenes, desecamiento de humedales con fines agrícolas, ganaderos y urbanos, reducción de las áreas de pesca, deterioro de la calidad del agua, aumento no controlado del esfuerzo de pesca, etc. Ello revela la necesidad de comenzar a establecer diversos lineamientos acerca de cómo preservar el paisaje fluvial y sus recursos asociados para una mejor conservación de la ictiofauna y de sus pesquerías en un marco de sostenibilidad social, económica y pesquera.

Si bien existen varias e interesantes publicaciones que aluden al valor social, económico y ambiental de las pesquerías artesanales fluviales, no se disponía aun de directrices explícitas en idioma español sobre la conservación de las mismas dentro de un marco que resalte la importancia de la gestión de los ecosistemas fluviales y su relación con el manejo y la implementación de adecuadas prácticas pesqueras. Más aun, se puede argüir que el perceptible déficit en la gestión de las pesquerías de Latinoamérica se ha debido a la imposibilidad de inculcar los fundamentos y conceptos más generales que se aplican o que deberían instrumentarse a los diversos actores que participan en ellas.

Aun cuando el manual considera ejemplos y situaciones puntuales que están referidos a menudo al Delta del Paraná, por ser esta una región que ha sufrido fuertes transformaciones en los últimos años, confiamos que muchos de los conceptos vertidos también serán de utilidad en otras grandes cuencas de América del Sur, donde existe visible preocupación por asegurar que las pesquerías artesanales conserven sus sostenibilidad en el largo plazo. Por tal motivo, esta publicación se propone transmitir a los diversos usuarios del recurso pesquero, así como a quienes tienen la responsabilidad de manejarlos y administrarlos, la necesidad de entender la sostenibilidad de las pesquerías como una consecuencia directa de conservar la integridad ecológica de los diversos ecosistemas fluviales que integran la cuenca, de aumentar los espacios de participación de los actores de la pesca en las decisiones de manejo y de utilizar criterios apropiados para conservar adecuadamente el uso de estos recursos. 

 En este contexto, este manual aspira a proporcionar, en forma sintética y utilizando un idioma lo menos técnico posible, aquellos conocimientos de índole general que faciliten la interacción, el debate, el uso de un lenguaje común y la participación de los diversos sectores involucrados en las pesquerías fluviales. Se ha buscado, en definitiva,abrir una puerta que sirva para lograr una mejor comprensión de los fundamentos que están involucrados en las políticas de manejo y gestión de las pesquerías fluviales, confiando en que ello despierte el interés por la posterior profundización de los tópicos considerados. No debe sorprender, por otra parte, que buena parte de los conceptos y criterios propuestos que se abordan en el manual se encuadren dentro de los lineamientos propuestos por el Código de Conducta para la Pesca responsable  promovida por la FAO, el cual representa un fuerte eje orientador para la ordenación de los recursos pesqueros en general. Varios de sus principios no solo han sido adaptados a las aguas continentales, sino que resultan visiblemente aplicables a los grandes ríos.
Por último, es importante reconocer que un manual que trata de buenas prácticas pesqueras puede generar la expectativa de encontrar en él procedimientos, métodos o técnicas de cómo mejorar la seguridad de la pesca, construir diferentes artes, presentar técnicas de cómo calar y reparar redes, procesar pescado o adquirir los conocimientos básicos para la cría de peces. Siendo ello de innegable interés para muchos pescadores, en este caso se ha optado por asociar y priorizar el concepto de buenas prácticas a una perspectiva ecosistémica que  oriente la gestión y el manejo con el fin de desarrollar y mantener la pesca artesanal como medio de vida que asegure el bienestar de aquellos actores que dependen fuertemente de esta actividad. De este modo, los contenidos de este manual no se presentan como una colección de instrucciones o procedimientos de cómo llevar a cabo las actividades relacionadas con la pesca, sino directamente orientado a proporcionar una serie de pautas y directrices dirigidas a mejorar y garantizar la práctica sostenible de la pesca artesanal fluvial desde una mirada global que involucra aspectos ambientales, pesqueros, sociales y económicos.

Como corolario de este esfuerzo esperamos que iniciativas como la de este manual y otras de similar tenor, apunten a instalar y consolidar los aspectos y conceptos desarrollados entre los sectores de la sociedad que más dependen y se involucran en la pesca fluvial, redundando ello en alcanzar una gestión y un manejo sostenible de las pesquerías del Paraná en el largo plazo.


Finalmente, el índice cuenta que:

Capítulo 1:
El contexto ambiental de la pesca fluvial
Capìtulo 2:
Aspectos biológicos de interés para el manejo de las pesquerías
Capítulo 3:
Conceptos sobre manejo y sostenibilidad de las pesquerías fluviales
Capítulo 4:
Piscicultura, conservación y valor agregado del pescado 
Capítulo 5:
Conclusiones
15 Mandamientos fundamentales de buenas prácticas para conservar en estado sostenible las pesquerías del río Paraná 

Glosario


Finalmente, pueden acceder al material pinchando acá

lunes, 11 de marzo de 2013

Investigadores de la Universidad de Rosario: y qué tienen que ver la bioquímica y los peces??

Tomado de Rosario 12: los resaltados y fotos ilustrativas a la nota son de este bloguero...

El impacto ecológico que genera la pesca indiscriminada

La genética de los peces

La cercanía que tiene Rosario con el río fue el disparador para iniciar una línea de investigación que profundice los sus recursos acuáticos, su conservación y el desarrollo de tecnología para la producción comercial de peces.

Por Victoria Schmuck y Silvana Di Stefano *
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Arranz y su equipo de trabajo del área Biología General de la Facultad de Bioquímicas.
Una investigación de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) estudia el impacto ecológico que genera la pesca indiscriminada de determinadas especies como el sábalo. "Nos interesan el río Paraná y sus recursos acuáticos, su conservación y el desarrollo de tecnología para la producción comercial de peces", señaló Silvia Arranz, profesora titular del área Biología General de la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas de la UNR y directora de la Plataforma de Biotecnología Acuática del Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario.
El interés por esta investigación surge cuando en el año 2000 la investigadora advierte el escaso desarrollo  de tecnología de cultivo de peces nativos en Argentina. Más aún, la cercanía que tiene Rosario con el río fue el disparador para iniciar una línea de investigación y formar recursos humanos que profundicen la temática. Arranz y su equipo de trabajo participan también de un proyecto internacional que trata de catalogar con un código de barras genético a todas las especies de animales y plantas del mundo.
Parte de esta investigación se desarrolla en un laboratorio donde se realizan ensayos con peces en condiciones controladas y que funciona en los laboratorios reacondicionados del antiguo Acuario de Rosario, propiedad de la Secretaría de Estado de Ciencia, Tecnología e Innovación provincial que financia parte de estas investigaciones, junto con la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica de la Nación.

 Arranz explicó que con su equipo de trabajo, formado por bioquímicos, licenciados en biología y en biotecnología, entre otros temas, se especializan en el desarrollo de marcadores moleculares en peces para estudiar poblaciones naturales, y contribuir al manejo sustentable de poblaciones de cultivo, incluyendo futuros programas de mejora genética. "Las especies que trabajamos son pacú, pejerrey, surubí y boga. Esas son las primeras especies con las que empezamos a trabajar y en las que hemos desarrollado ya marcadores de este tipo", detalló la científica.
De acuerdo a la especie, se intenta solucionar distintos aspectos relacionados a su cultivo, a la producción. "Con el pejerrey trabajamos en entender cómo se regula el crecimiento para poder cultivar esta especie de manera rentable, ya que es un pez que crece muy lento pero su carne es muy apreciada en el mundo. Un pez que nos interesa para cultivo es el pacú, seleccionar reproductores y que resistan bajas temperaturas", precisó Arranz, para luego aclarar que uno de los problemas del cultivo del pacú en Santa Fe es que no resisten las bajas temperaturas de la zona.
"También nos ocupamos de una especie en conflicto que es el sábalo. Es la especie más sobreexplotada en el bajo río Paraná. La idea fue desarrollar marcadores moleculares que nos posibiliten evaluar el estado de ese recurso en el río. Cuánto la explotación pesquera impacta sobre la variabilidad genética de esas poblaciones y cuáles podrían ser las consecuencias", agregó la investigadora. Arranz indicó además que alrededor de la pesca del sábalo hay conflictos sociales, la realidad del pescador artesanal y el modelo productivo de los acopiadores. Desde este proyecto se pueden aportar herramientas de evaluación de la situación. "Tenemos algunas conclusiones sobre el estado del recurso, hemos comparado las poblaciones del río Paraná inferior con las de toda la cuenca, incluyendo Brasil".
La investigadora y su equipo de trabajo participan también de un proyecto internacional (International Barcode of Life Project) que trata de catalogar con un código de barras genético a todas las especies de animales y plantas del mundo. "Nosotros participamos intentando catalogar a la mayor cantidad de especies de peces del río Paraná inferior, ya llevamos un año de trabajo y hemos etiquetado 70 especies diferentes. Hay que avanzar ya que en esta región han sido descriptas más de 150 especies", apuntó Arranz.
La investigadora explicó que se fotografía a cada espécimen, se toma un trocito de músculo que es utilizado para la caracterización genética, y se hace un banco de tejido de cada especie a la que puede acceder cualquier persona en todo el mundo, para evitar tener que volver a pescar. Entonces se genera un banco de tejido, y de ejemplares, ya que cada ejemplar se guarda, en etanol, en un museo. "En nuestro caso, en el Museo provincial de Ciencias Naturales Angel Gallardo, donde se creó la colección Ictiofauna del río Paraná a partir de este proyecto", detalló Arranz.
En cuanto al cultivo de peces, Arranz contó que en Santa Fe existen unos pocos emprendimientos de cultivo de peces, uno de trucha en Pujato y otro de pacú en Reconquista. "Es una provincia con gran extensión en la dirección norte﷓sur, unos 800 kilómetros, por lo cual presenta climas diferenciados y distintas potencialidades para el cultivo de peces en cada región. Peces como el pacú sólo se pueden cultivar en el norte y con riesgo de que la temperatura sea un factor crítico", puntualizó.
La investigadora y su equipo colaboran con el Ministerio de Producción y la Secretaría de Estado de Ciencia, Tecnología y Innovación de Santa Fe en el emplazamiento de una prueba piloto que se está haciendo en San Javier, 150 kilómetros al norte de la ciudad capital. "Se está cultivando bagre sudamericano y pacú en jaulas en el río para determinar si bajo las condiciones de esa región son viables esos cultivos. Y una vez finalizada la prueba piloto se espera poder contar con datos para armar un programa de impulso de la actividad para productores", apuntó Arranz. Esta experiencia de cultivar en jaula no es común en Argentina. En el sur se las utiliza para la trucha, mientras que en Misiones se están utilizando para el cultivo de surubí.
Los resultados de esta investigación son alentadores. La posibilidad de brindar información a los productores para mejorar la calidad de su producción marca un punto importante en este trabajo. "La idea de que cada uno pueda etiquetar y conocer la genética de sus peces reproductores trae ventajas y favorece al productor. Estamos muy cerca de brindar servicios de ese tipo", concluyó la investigadora.
* Integrantes de la Dirección de Comunicación de la Ciencia UNR

domingo, 4 de noviembre de 2012

El recurso pesquero del Paraná: dónde estamos??


Y vamos con la pesca en los grandes ríos. Acá posteo una nota aparecida en un diario regional. Hay algunas observaciones que circularon entre los ictiologos, biólogos pesqueros, acuicultores y curiosos en general. En breve estaremos socializando también esas observaciones. Las famosas mitades de la biblioteca también entran al agua...

El recurso pesquero del Paraná, saludable en cantidad y diversidad

Miércoles, 24 de Octubre de 2012 - 04:00

Por José Goretta
Con más de 220 especies, la fauna del río Paraná en la región se encuentra saludable, ya que las medidas de cuidado del recurso en forma articulada entre instituciones científicos, gobiernos y pescadores despiertan expectativas. Especialistas del Instituto de Ictiología del Nordeste de la UNNE se refirieron a las medidas pendientes, las vedas y controles, los efectos de Yacyretá, la situación de los pescadores, el potencial de la piscicultura y las contribuciones de la ciencia al manejo del recurso pesquero regional.


El Instituto de Ictiología de la Facultad de Ciencias Veterinarias - UNNE (Inicne), lleva más de dos décadas dedicadas al estudio del recurso pesquero en la región, y es institución de referencia en el estudio de la fauna íctica de agua dulce. Fue creado en 1990 con la premisa de ahondar en el conocimiento de la fauna ictícola de la región y en el año 1991 se crea el Servicio Asistencial del Inicne en el que se brindan servicios de asesoramiento, asistencia técnica y extensión en las áreas de Piscicultura, Pesquerías, Patología, Toxicología y Sanidad.

El Instituto es coordinado por el doctor Hugo Domitrovic, director, y el médico veterinario Juan Pablo Roux como subdirector. Trabajan en la institución más de 25 investigadores y personal técnico de apoyo, en una amplia infraestructura con equipamiento de avanzada, ubicada en el predio de la Facultad de Ciencias Veterinarias. Sus directivos e integrantes, consideran cumplidos sus objetivos originales de realizar trabajos de investigación básica y aplicada para contribuir al desarrollo de una explotación ictícola regional racionalizada; de promover la formación de recursos humanos especializados en ictiología; y establecer y consolidar la transferencia de tecnología en ictiología y piscicultura.

Para los integrantes del Inicne el estado actual del recurso íctico natural del río Paraná y otros ríos es saludable, en cantidad y calidad, según surge de los relevamientos realizados y reconocen en la situación actual un marcado aporte del conocimiento científico logrado sobre el río Paraná y otros cursos de agua de la región. Por ejemplo, la traza del río Paraná desde Yacyretá y hasta Santa Fe, registra 220 especies de peces y año a año se encuentran más especies. La diversidad se ve acompañada además por una buena biomasa, es decir la cantidad de ejemplares existentes, así como el buen estado sanitario y de tamaño de los peces.

Grandes dorados

“Tanto a nivel de pesca deportiva como comercial se observan actualmente grandes dorados arriba de 14 kilos, así como surubíes de gran porte, siendo frecuente la ocurrencia de grandes cardúmenes donde predominan los ejemplares por encima de los 30 kilogramos”. Así, y quizás en sentido contrario a lo que muchos piensan, los especialistas resaltan que el recurso es bueno en cantidad y calidad y que el sistema Paraná-Paraguay y sus especies ícticas tienen una extraordinaria capacidad para recuperarse como respuesta a la extraordinaria presión pesquera ejercida en la región.

Sin embargo, los estudiosos destacan que el sistema es un ambiente finito, y como los demás cursos de agua, tienen un máximo potencial de producción. Hace cuarenta años, la población que hacía uso del río era varias veces menor a la actual, por lo que en la actualidad al tener que “repartir” en recurso ictícola entre una mayor cantidad de personas, se genera una sensación aparente de disminución del mismo.

Una forma de demostrar la incidencia de la cantidad de pescadores sobre la población de peces, es la predicción de Captura por Unidad de Esfuerzo, es decir la cantidad de recurso pesquero en peso capturado por especie y pescador. Actualmente se captura en promedio 10 kilogramos de pescado por persona por día, cuando hace cuarenta años ese indicador era de 25 kilos. Esto es ejemplo aplicado para la pesca comercial.

“La diferencia radica en que la disponibilidad por pescador que había en el río décadas atrás era mayor porque había menos pescadores, no porque ahora existan menos peces. Es como una torta que debe repartirse entre más invitados y por ello las porciones son más pequeñas, pero la torta es la misma”.

Pero el hecho de que el recurso no haya mermado no significa que no pueda mermar. “En estos años estamos atravesando un excelente escenario pesquero como consecuencia de la gran creciente del río durante el periodo 2009-2010, donde el reclutamiento de la mayoría de las especies de interés deportivo y comercial fue muy exitoso, lo que permitirá continuar con estos elevados niveles de capturas por un tiempo más”.

Sin embargo, es frecuente recibir información de acciones inescrupulosas de pescadores deportivos, comerciales y guías de pesca, quienes llevan a cabo prácticas de pesca indebidas y abusivas que atentan contra la población ictícola (capturas de mayor numero de peces que los permitidos, ejemplares fuera de medidas, animales juveniles, peces no per
mitidos para la pesca comercial, etc.) lo que podría atentar en el mantenimiento del recurso a mediano y largo plazo.
Justamente el manejo integrado y controlado del recurso pesquero es lo que debe llevar a evitar consecuencias no deseadas, ya que de mantenerse los actuales niveles de extracción en condiciones ambientales desfavorables, los resultados podrían ser muy graves, sostienen los investigadores.

Medidas de manejo

En ese sentido, desde el Instituto de Ictiología destacan que, en especial en los últimos años, se haya avanzado en medidas de manejo del recurso basadas en el conocimiento generado científicamente y de forma articulada entre los distintos actores involucrados en la explotación de la cuenca hídrica regional.

El Inicne en el área de las pesquerías trabaja en dos líneas: en el río Paraná y en el Macrosistema del Iberá. En el manejo del río Paraná desde 1994 en convenio con la Entidad Binacional Yacyretá se realizan relevamientos desde el pie de la represa hasta Puerto Abra, también conocido como el pesquero Rzepeski. “Evaluamos mensualmente el estado de las poblaciones existentes a través de muestreos sistemáticos, donde se valoran aspectos, reproductivos, sanitarios, alimenticios y taxonómicos”.

También a partir de Septiembre y hasta abril se muestreos con redes especiales para capturar larvas y huevos para saber que especies y en qué lugar del río se están reproduciendo.
Los peces son atraídos por una corriente artificial hasta el ascensor que los eleva para liberarlos en el embalse.
Asimismo, mensualmente se realizan monitoreos en los sistemas de transferencias de peces de Yacyretá para determinar que especies están utilizando este sistema y es una manera indirecta de ver que especies están migrando y de esa manera también nos aseguramos de mantener el mismo acervo genético.

Además se trabaja en vinculación permanente con las direcciones de Recursos Naturales de Corrientes y Dirección de Fauna y Áreas Protegidas del Chaco desde hace casi una década.

Hace algunos años se hizo un relevamiento integral desde Formosa hasta Reconquista por el margen derecho del río Paraná y desde Corrientes Capital hasta Empedrado por el margen izquierdo del río. Los objetivos eran presentar, describir y analizar los resultados preliminares de las pesquerías estudiadas a partir de los datos tomados en el periodo de junio 2006 a agosto de 2007 en siete puertos o regiones de pesca. También caracterizar la estructura y evaluar la magnitud de las pesquerías comerciales y recreativas desde Reconquista a Formosa, y determinar la estructura de tallas de las especies más importantes.

Más recientemente, en 2010, se hizo un estudio de mallas o redes de pesca alternativas que usaban pescadores de Corrientes y Chaco, donde se detectó que había mallas no habilitadas por lo cual se hicieron recomendaciones técnicas para mejorar las redes utilizadas y hacerlas menos agresivas al recurso pesquero.

Actualmente, se lleva a cabo una investigación que tiene por objetivo implementar protocolos de monitoreo biológico para evaluar el estado sanitario de peces del río Paraná, mediante la caracterización macro y microscópicamente de lesiones halladas en peces de interés comercial, recreacional y ecológico del río Paraná.

“Existe un trabajo articulado entre los sectores involucrados en el manejo del río, y eso es alentador porque una cuenca pesquera requiere de un manejo sustentable e integrado” explicó Roux.

En especial destacó la modalidad de veda extendida, una herramienta del manejo del recurso pesquero que se está implementando en tramos compartidos del río Paraná por las provincias de Chaco y Corrientes. Se trata de una recomendación que surgió de un trabajo de especialistas del Inicne y otros investigadores nacionales.

Es que el conocimiento que servía de fundamento técnico para las vedas tradicionales de finales de año en el río Paraná databa de la década de 1980, cuando había a nivel mundial una tendencia de proteger a peces solo en los momentos de reproducción.

Con los escasos datos de la zona nordeste argentino, se sabía que los peces más importantes se reproducían en el periodo noviembre-diciembre, por lo que entre esos meses se establecía una prohibición pesquera de aproximadamente 50 días.

“En la actualidad con todos los antecedentes de nuestros trabajos científicos y de otros autores, existe un consenso en el cual se sostiene que no es necesario proteger la reproducción en especies de grandes peces migradores, ya que estos se reproducen en aguas corrientes y en coincidencia con las crecientes, entre agosto y marzo dentro de cada ciclo anual” explico Roux.

“A diferencia de la perspectiva tradicional, la veda es una herramienta para el manejo precautorio para regular la presión pesquera sobre la fauna íctica. Es decir que es adecuado implementar restricciones periódicas o a lo largo del año cuando los peces están vulnerables, como cuando hay gran sequía, condiciones ambientales adversas como fríos prolongados o veranos calurosos, grandes congregaciones de peces en sectores del río muy acotadas, etc.” explicó Roux.

Así, la vulnerabilidad de peces se manifiesta en forma periódica a lo largo de todo el año. Pero como no se puede predecir con exactitud el día o las fechas de esos fenómenos adversos, los especialistas concluyeron que lo más adecuado es redistribuir la cantidad de días de veda a lo largo de todo el año, para lograr en algún momento del año ser eficientes.
Surgió de esa forma la veda extendida consistente en prohibir los días sábados y domingos la pesca comercial, ayudando a la vez a la dignidad de la actividad de tener días de descanso, mientras que para los pescadores deportivos se prohíbe pescar los martes y miércoles.

“Se pasó de 50 días de veda en noviembre y diciembre a un total de 96 días de veda extendida distribuida a lo largo del año” expresó Roux.

Pero reiteró que la veda es sólo una de tantas herramientas para cuidar el recurso. Si la gente respeta además las medidas mínimas permitidas para extraer, la cantidad de peces permitidos, no mata animales virginales, usa artes de pesca habilitadas, y no arroja residuos tóxicos al agua, sólo así puede ser efectivo el manejo sustentable del recurso íctico. “No podemos hoy utilizar sólo a la veda dejando de lado otras herramientas necesarias, la veda es más eficiente al interactuar en conjunto con otras medidas”.

Medidas pendientes

Los integrantes del Inicne resaltan la articulación lograda con los organismos de Recursos Naturales de Corrientes y Fauna y Áreas Protegidas del Chaco, así como con organismos nacionales, internacionales y de otras provincias.
Pero también advierten la necesidad de mantener dicho vínculo atendiendo a que el manejo del recurso depende del monitoreo periódico de diversas variables tanto ambientales como origen antrópico.

En ese sentido, uno de los aspectos pendiente por armonizar está vinculado al manejo del valle aluvial, es decir la conexión del río con lagos, lagunas, arroyos, canales y otros cursos de aguas menores.

Roux explicó que desde el Instituto se trabaja para sugerir y proponer a las provincias la definición de áreas de reserva ligadas al valle aluvial.

“Los peces en esta zona del río necesitan que el valle aluvial mantenga su nivel de conectividad con el río, para garantizar que los mismo puedan alimentarse y protegerse durante el 1º y 2º año de vida y luego en etapa pre púber vuelven al río a finalizar su crecimiento” explicó el profesional de la UNNE.

Pero si se altera esta conexión río-valle aluvial se pierden áreas de cría y recría. Por la ganadería, forestación, cultivos y otras actividades en particular en la costa chaqueña y santafecina se están haciendo diques y terraplenes para evitar que el rio ingrese, y se corta así conexión con las lagunas.

Esas lagunas son muy importantes para sobrevivencias de peces que habitan el rio, y por eso desde el Inicne se alerta sobre la necesidad de proteger esas áreas y garantizar el valle aluvial.

También en la zona del Macrosistema Iberá está trabajando el Inicne, dentro del Programa Iberá+12 de la UNNE que concreta un estudio integral de ese ecosistema

Se pretende conocer la cantidad y diversidad de peces en el Iberá y la dinámica de actividad de estos peces. También los tipos de hábitat y las cadenas tróficas de los peces.

“Es un área estratégica y sensible en su protección, por eso se aspira a profundizar el conocimiento científico sobre la fauna íctica del Iberá” expresó Roux